Hay lugares donde la ciencia se vive de una manera distinta. Donde el trabajo técnico se mezcla con la vocación, y donde cada proceso tiene un valor que va más allá de la precisión. Así es Vidacel: un espacio donde se resguarda vida, futuro y esperanza. Y donde cada profesional trabaja con una dedicación que se siente apenas cruzas la puerta.

En YaliTech tuvimos la oportunidad de visitarlos y vivir una experiencia profundamente humana. Nos recibió Carlos Ferrari, Jefe de Laboratorio, quien con una transparencia y pasión admirables, nos abrió las puertas, nos explicó cada proceso y nos compartió la historia detrás de este proyecto que ya lleva casi una década protegiendo la vida de miles de familias.

Esta es la crónica de esa visita: un encuentro entre ciencia, propósito y tecnología.


Comienzo de nuestro recorrido

Carlos nos recibió con una mezcla muy especial: profesionalismo absoluto y cercanía genuina. Desde el primer minuto dejó claro que en Vidacel no existe la improvisación. Hay normas, hay acreditaciones, hay protocolos pero, sobre todo, hay personas que creen en lo que hacen.

Mientras caminábamos por los laboratorios, nos explicaba no solo el cómo, sino también el por qué de cada detalle. Nos habló de acreditaciones internacionales, de inversiones en equipamiento, de estándares que cumplen incluso cuando no son obligatorios.

Y todo eso lo decía con una certeza que solo tiene quien entiende el impacto real de su trabajo.

“Aquí cada muestra representa a una familia. No hay margen para el error.” Carlos Ferrari. Y es imposible no compartir esa visión.


La ciencia que se siente y se respira

El recorrido por las salas blancas fue impresionante. Ver al equipo trabajar en silencio, vestidos como si entraran a un pabellón, cuidando células que algún día podrían cambiarle la vida a alguien, fue una experiencia que nos tocó profundamente.

Carlos nos explicó cada etapa:

 - cómo se procesan las células mesenquimales,
 - cómo se manejan los tejidos,
 - cómo se centrifuga y concentra la sangre,
 - cómo se almacenan las muestras durante años,
 - y cómo cada paso queda registrado en sistemas que no dejan espacio a la duda.

Nos mostró incubadoras, termos de nitrógeno líquido, trazadores, zonas de control ambiental y salas espeja. Y cada explicación tenía un doble objetivo: que entendiéramos el proceso y que entendiéramos la importancia humana detrás de él.

Porque no son bolsas. Son futuros. Son decisiones familiares. Son momentos irrepetibles conservados con precisión científica.


El papel crítico del control de temperatura

En más de una ocasión durante la visita, Carlos mencionó la importancia del monitoreo de temperatura. Nos habló de fluctuaciones que pueden ocurrir durante el transporte, de descensos inesperados, de lo costoso que es cualquier pérdida, y del daño emocional que significaría para una familia.

Fue ahí donde la conversación se cruzó con el rol de YaliTech.

Los equipos TANDD que utilizan hoy permiten:

 - monitorear temperatura minuto a minuto,
 - recibir alertas inmediatas ante variaciones,
 - respaldar auditorías y acreditaciones,
 - y asegurar la trazabilidad completa de cada termo y cada muestra.

Para Carlos, y para todo el equipo, esto no es solo un “dato técnico”.
Es una herramienta que los ayuda a dormir tranquilos.

“Cuando trabajas con algo tan valioso, necesitas certezas. Y esas certezas las dan los datos.” Y esa frase nos acompañó todo el día.

Una relación que crece desde la confianza

Lo más valioso de esta alianza no es el equipamiento ni los sensores.
Es la confianza.

Vidacel busca mejorar constantemente. Y lo hace no porque se lo pidan, sino porque realmente creen en la excelencia científica. YaliTech, por su parte, acompaña ese camino entregando:

 - tecnología confiable,
 - soporte técnico cercano,
 - capacitación,
 - y soluciones adaptadas a sus desafíos reales.

Las conversaciones con Carlos lo dejaron claro: esta relación no es solo comercial, es colaborativa.

Crecemos juntos. Aprendemos juntos. Trabajamos por un mismo propósito: proteger vidas.

Al final del recorrido, bajamos al área de almacenamiento. Ver esos 26 termos criogénicos fue uno de los momentos más impactantes de la visita.

Carlos nos contó anécdotas, como la vez que un cliente volvió veinte años después solo para ver su muestra. Y mientras escuchábamos, entendimos que Vidacel no almacena muestras: custodia posibilidades y esperanzas.

Salir de ese lugar nos dejó no solo admiración, sino también un profundo orgullo de acompañarlos con nuestra tecnología.


Gracias Carlos, gracias Vidacel

Desde YaliTech queremos agradecer especialmente a Carlos Ferrari, cuyo liderazgo, claridad y vocación hicieron de esta visita una experiencia humana, científica y emocionalmente significativa.

Gracias por abrirnos las puertas, por mostrarnos el detrás de escena, por confiar en nuestras soluciones y por recordarnos con tanto cariño y profesionalismo por qué existe YaliTech:
para apoyar procesos que importan, que cambian vidas y que necesitan tecnología confiable al servicio del futuro.

Seguiremos acompañándolos con el mismo compromiso que vimos en cada rincón de Vidacel.

Si quieres integrar soluciones de monitoreo o necesitas mejorar la trazabilidad de tus procesos, contáctanos en YaliTech. Estamos para ayudarte a llevar tu operación al siguiente nivel.