Cada vez son más las indicaciones nutricionales y advertencias que presentan los alimentos comercializados en nuestro país. En esta línea, las frases “libre de sodio” o “bajo en sodio” han despertado una preocupación en los consumidores, en cuanto a conocer las características de este – a veces- mal mirado mineral.

 La principal característica y muchas veces desconocida es que el sodio abunda en la mayoría de los alimentos, por lo que –a juicio de la nutricionista- las personas ingieren más cantidad de la necesaria, lo que a la larga podría perjudicar la salud de los consumidores, ya que todo elemento en exceso, tarde o temprano, arroja problemas en el correcto funcionamiento del organismo.

 "Cuando hablamos del sodio en la alimentación, hablamos más bien de cloruro de sodio, que corresponde a lo que comúnmente llamamos sal".

Patricia Loncon, Nutricionista del Hospital Clínico de la U. de Chile

Enfermedades relacionadas con el exceso de sodio

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La presión sanguínea alta (hipertensión), las afecciones coronarias, irritabilidad, retención de líquidos y sobrecarga de trabajo para los riñones son algunos de los problemas que arroja la excesiva ingesta de sodio.

En condiciones normales de salud, los riñones tienen la capacidad de regular la concentración de este mineral y provocar una mayor producción de orina, haciendo que ésta sea más diluida en caso de un consumo superior al requerido. No obstante, el exceso de sodio a mediano y largo plazo tiene consecuencias en el organismo: retiene agua, lo que obliga al corazón, al hígado y a los riñones a trabajar por encima de sus posibilidades.

El riesgo más evidente del exceso de sodio es la mayor probabilidad de desarrollar hipertensión arterial, dado que al retener agua, aumenta el volumen de sangre y por tanto la presión de la misma.

“En las personas sanas no hay mayores problemas externos en el riñón. Pero las cosas se comienzan a complicar al unirse elementos como la escasez de agua. Sin embargo, con el exceso en el consumo podemos ver enfermedades asociadas como problemas al riñón, cardiopatías, edemas (manos, ocular o pies)”, comentó Loncon.

El mayor problema es que sus efectos no aparecen de forma inmediata sino con el paso del tiempo, por lo que conviene tomar precauciones. “El problema con el sodio es un mal a futuro en cuanto al riñón y al corazón. Si le sumamos problemas médicos previos o hereditarios como la hipertensión, los cuidados deben ser mayores”, dijo.

Dada las características señaladas anteriormente, según Loncon, es muy difícil detectar cuando las personas están con un exceso de sodio, ya que es un problema que arroja evidencia cuando éste ya es mucho y durante mucho tiempo.

¿Dónde encontramos el sodio?

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 Sin duda, la ingesta de sodio más reconocida la realizamos por medio del cloruro o Sal. Sin embargo, también está presente en todos los alimentos como un ingrediente natural o como un ingrediente añadido durante el proceso de elaboración.

“La forma más común de ingerir este mineral estravés de la sal de mesa. Sin embargo, los de mayor cantidad son los alimentos procesados, carnes y pescados ahumados, conservas, sopas preparadas y alimentos congelados”, comentó Loncon.

Debemos destacar que el mayor aporte de sodio (alrededor del 75%) lo hacemos a través de los alimentos procesados, que son los que concentran una mayor cantidad de sodio. Al ser la sal un conservante excelente, ésta se añade como aditivo a la mayoría de productos industriales preparados, como las conservas de todo tipo, los alimentos envasados como papas fritas y similares, sopas en sobre, salsas, aceitunas, galletas o los embutidos, y las carnes y pescados salados o ahumados.

Aunque no se note su sabor, la presencia de sal en todos estos alimentos suele ser bastante alta. Además, muchos alimentos pre-cocinados o en conserva llevan aditivos saborizantes a base de sodio (glucamato monosódico, fosfato disódico, cloruro sódico, benzoato sódico, propionato sódico), y concentran una buena dosis de este mineral.

Consejos para ir disminuyendo el consumo de sodio:

  • Privilegiar frutas y vegetales
  • Disminuir alimentos de cóctel, tales como galletas, papas fritas, aceitunas, entre otros.
  • Lea las etiquetas de los alimentos al momento de comprar, privilegiando los que tienen marcado “reducido en Sodio” o “bajo en sodio”.
  • Reduzca el consumo de alimentos enlatados y congelados
  • Día a día vaya disminuyendo la sal utilizada en la comida, para llegar con el tiempo a acostumbrarse a comer con menos sal. Por eso eliminar el salero de la mesa.
  • De sabor a las comidas con hierbas y especias
  • Disminuir el uso de cubos de caldo, salsas de tomates, ketchup y el consumo de sopas en sobres.
  • En general, disminuir todos los alimentos procesados o industrializados, ya que poseen preservantes.

Cantidades recomendadas

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no consumir cada día más de seis gramos de sal. La nutricionista Patricia Loncon confirma lo expuesto por el organismo internacional al señalar que “para vivir normalmente es recomendable alrededor de 6 gramos de sal. Aunque depende de las edades. Por un asunto orgánico, los adultos mayores deberían disminuir su consumo de sal, ya que sus venas cada vez se hacen más estrechas y dificulta la circulación de la sangre”.

Sin embargo, la profesional del Hospital Clínico de la Universidad de Chile fue tajante al decir que “todas las personas nos excedimos en nuestro consumo de sal, ya que en promedios ingerimos entre 10 a 12 gramos diarios”.

Carencia de Sodio

Dada la constante presencia del sodio en los alimentos, es raro que exista una carencia de éste, pero de producirse ésta generalmente se produce cuando existen períodos de deshidratación.

“Estas situaciones se ven cuando estamos ante una situación patológica de deshidratación y se receta suero, como forma de contrarrestar el sodio perdido”

Entre los eventuales síntomas ante una carencia de dicho mineral, están los propios de una deshidratación, mareos, náuseas, baja presión arterial. Las necesidades aumentan: al tomar diuréticos sobre todo si los utilizamos para adelgazar, con visitas regulares al sauna y en casos de ejercicio intenso en época de calor, ya que conduce a pérdidas de líquido y también en casos de diarrea o vómitos, por lo que se hace necesario ingerir líquidos enriquecidos con sodio.

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Algunos usos del LAQUAtwin-Na-11:

Análisis de suelo (evaluación de la concentración de nutrientes en el suelo)
Análisis de la savia de las plantas (para evaluar la eficiencia de la fertilización y la nutrición de la cosecha)
Análisis de sudor de atleta
Análisis de alimentos (pescado, carne, verduras...)
Distintos usos en laboratorios y universidades

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